Desde los inicios del programa educativo de Licenciatura en
Sistemas Computacionales, que se ofertaba en la Facultad de
Negocios del Campus IV de la Universidad Autónoma de Chiapas,
se identificaba en el proceso de enseñanza-aprendizaje la
necesidad de utilizar herramientas educativas complementarias,
para coadyuvar al reto que representa para los estudiantes el
aprendizaje y aplicación de los principios de la programación
estructura y metodología de programación, muchas generaciones
alertaban de diferentes problemas, pero una constante
aparece siempre: el razonamiento de pasar de las nociones abstractas
de la computadora a la implementación práctica. Limitar
esta brecha entre teoría y práctica resulta una decisión vital
para controlar el arte de programar computadoras.
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