Los trabajos que se presentan en Los patrimonios tangibles e intangibles del traspatio familiar, nos llevan a profundizar en las diversas dimensiones en las que se manifiestan los elementos que dispone la población rural en un espacio físico, próximo a su vivienda, el cual representa un laboratorio socioproductivo. El libro también decribe cómo la familia organiza esos elementos conjuntándolos de forma dinámica en patrimonios indispensables para su día a día. No importa demasiado si estas familias se encuentran en un país u otro, los trabajos que se nos presentan en este texto evidencian la complejidad de los sistemas de vida, donde los patrimonios se combinan y entrelazan. Las familias no solo producen, sino que viven en su medio y contexto y evolucionan en la medida que las condiciones les han dado lugar. Encontramos plasmado en los ejemplos de estas familias una fuerte cohesión e identidad, además de un especial vínculo con todos los bienes, naturales, económicos, simbólicos aprovechando todos los recursos disponibles para desarrollarse y superarse. El libro describe además, la capacidad del pueblo rural para adaptar rasgos de un mundo moderno, aquilatando y conservando al tiempo recursos que le fueron entregados por generaciones pasadas, materiales e inmateriales, adapando y evolucionando así las características y posibilidades de su unidad de producción. Estos textos nos invitan a profundizar en la organización de la vida de estas familias mostrando su riqueza de estrategias y diversidad de recursos y por otro lado nos hacen reflexionar sobre la poca valoración de la producción familiar y la posible erosión de los saberes y prácticas que ellas han desarrollado.
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